Esta serie indaga sobre los retos que plantea el futuro. En los cuadros se asoman algunas de nuestras preocupaciones comunes; reflexiones sobre el crecimiento personal, la amistad o los diferentes tipos de amor, hasta la dimensión profesional, abordando la transmisión del conocimiento, el trasvase de experiencias, el legado a las generaciones jóvenes...
Se manejan los códigos generales del Arte Bruto en materiales y técnicas, pero estéticamente se aprecia una evolución figurativa en las líneas, así como el predominio de los tonos azules y verdes, siempre combinados con los acabados férreos, los blancos, y la aparición del negro como contraste de fondo. En la serie se puede advertir una gradación progresiva de colores y formas: desde minimalistas líneas duotono en blanco/azul, pasando a formas más completas en azul sobre óxido, hasta una mayor plenitud de colores en verdes, negros, blancos y grises, en composiciones abstractas muy particulares, que alcanzan su expresión más simbólica en la pieza más característica de la serie.
La disposición de las pinceladas y los collages sugieren una llamada a la acción en cuestiones latentes que deciden el mañana, como un toque de atención y una necesidad de transformación.
Técnicamente continúa la experimentación con los materiales, en este caso con una búsqueda que se centra más en la fusión de las formas que en las texturas.