Esta serie conecta de pleno con la esencia del Arte Bruto y con los orígenes de la pintura de Brutus. Toca en centro de su motivación vital y en la concepción de pintura temperamental.
En ella se plantea un escenario de combate entre contrarios. Está la tensión y los movimientos de defensa y ataque. Está la dicha y el dolor; la tormenta y la calma, avanzando y retrocediendo sucesivamente, a veces en movimientos bruscos o violentos que te sacuden. Pero no hay trauma, sino que en la lucha se alcanza el equilibrio, así como caer y levantarse forma parte de la propia dinámica de la existencia. En este baile de esgrima, se encuentra la calma y también capacidad de vislumbrar el ángulo certero; cómo ir directo al corazón.
Esta referencia vital se plasma en el uso del blanco, que domina en los cuadros. Sobre esta tonalidad contrasta el uso del color óxido identificando la dualidad, el ying y el yang que recorre toda la serie.
Además del característico uso de las telas, en Touché conviven otras técnicas como el collage, la aplicación de mallas o hilos metálicos y otras alternativas que en su conjunto producen efectos geométricos, escultóricos y/o dinámicos, según ocasiones.